La polinización es un proceso fundamental para la vida, ya que asegura que muchas especies de plantas sean fecundadas y puedan producir frutos y semillas y completar su ciclo vital. Para que esto pueda suceder, generalmente los granos de polen deben ser transportados de una flor a otra, mediante distintos mecanismos: (1) polinización anemófila o hidrófila, cuando son transportados por el viento o el agua, respectivamente; y (2) polinización zoófila, cuando son transportados por animales polinizadores. La (3) autopolinización ocurre cuando la propia planta puede fecundarse a sí misma. En este último caso, las plantas a menudo necesitan de polinizadores para mantener la diversidad genética.
Además de trasportadores de polen, los polinizadores son también buenos bioindicadores de la salud de los ecosistemas debido a sus ciclos de vida cortos y alta sensibilidad a los cambios ambientales.
La polinización sustenta la vida y es uno de los principales servicios ecosistémicos de la naturaleza, necesario para garantizar la seguridad alimentaria, ya que permite la producción de alimentos y la de otros cultivos que producen fibras o combustibles, entre otros bienes.
Los polinizadores más conocidos son las abejas. Diferentes poblaciones de especies de abejas emergen en diferentes momentos a lo largo del año, coincidiendo con la floración de las plantas a cuyas flores están adaptadas. Además de las abejas, existen otras muchas especies polinizadoras como moscas, avispas, escarabajos, polillas o mariposas. Estas últimas tienen especial relevancia dentro del proyecto. Las mariposas necesitan el néctar de las flores como fuente de carbohidratos y nitrógeno y, de forma secundaria, contribuyen a la dispersión del polen que queda pegado en distintas partes de sus cuerpos. Presentan una trompa o probóscide, un apéndice alargado y tubular a modo de lengua larga, que utilizan para absorber el néctar que a veces se encuentra en zonas profundas de la flor. Las mariposas diurnas requieren de flores llamativas y, por tanto, la biodiversidad florística es fundamental para el mantenimiento de sus poblaciones. Estas mariposas son también importantes biodindicadores por ser muy sensibles a los efectos del cambio climático o de los cambios en los usos del suelo. Por ello, el estudio de sus patrones de distribución y comportamiento proporciona información relevante sobre el estado del ecosistema.
Con el objetivo de atraer polinizadores, muchas flores han desarrollado mecanismos como colores brillantes y olores agradables, e incluso algunas especies establecen mutualismos, como es el caso de las avispas de los higos, que son polinizadores específicos de las higueras. Estos mutualismos permiten que ambas especies (animal y planta) se beneficien, ya que el animal tiene una fuente exclusiva de alimento, eliminando la competencia e incrementando las posibilidades de polinización, mientras que la planta asegura un polinizador eficaz que la fecunda.
Las poblaciones de polinizadores se encuentran amenazadas en la actualidad. En las últimas décadas, se ha producido una pérdida de la diversidad de polinizadores en general y de algunos grupos de especies en particular. El uso de pesticidas y otros químicos asociados a la intensificación de la agricultura, la destrucción y pérdida de hábitat, el cambio climático, los agentes patógenos y las especies exóticas son los principales factores que amenazan a los polinizadores. Ello puede tener efectos devastadores sobre el planeta, poniendo la seguridad alimentaria en riesgo y, en consecuencia, la subsistencia de las especies.
Aproximadamente el 80% de todas las plantas con flores y en torno al 75% de los cultivos alimentarios son polinizadas por animales; por tanto, la ausencia de polinizadores conduce a una reducción en la producción de semillas, incluso en especies que pueden autofecundarse. Los órdenes principales de polinizadores son los coleópteros (escarabajos, con más de 10.000 especies reconocidas en España), los himenópteros (abejas y avispas, 9.500 especies), los dípteros (moscas y mosquitos, 7.000 especies reconocidas) y los lepidópteros (mariposas y polillas, 5.000 especies).
En La Nava del Conejo, FIRE desarrolla algunas actividades y acciones directamente relacionadas con los polinizadores, como son:
Se realizan entre los meses de mayo y septiembre mediante la metodología BMS (Butterfly Monitoring Scheme), el programa de seguimiento de mariposas europeo. Primero se definieron unos transectos lineales estratégicos (Navalconejo Oriental y Cerros Navalconejo) y, en cada tramo de los transectos, se censan los adultos de mariposas presentes en una caja imaginaria de 2,5 m a cada lado, 5 m de altura y 5 m de frente, caminando a un ritmo constante. Estos censos aportan información de interés sobre los patrones de comportamiento de las especies, su abundancia y su relación con alteraciones ambientales como el cambio climático o la respuesta de las poblaciones a las estrategias de restauración implementadas. Durante los censos de 2022 se estimó una riqueza de 44 especies distintas de mariposas diurnas.
En la finca se ha instalado una explotación apícola de abeja doméstica (Apis mellifera). Esta acción tiene un doble objetivo: por un lado, aumentar las poblaciones de esta especie y, por otro, producir una miel artesanal de elevada calidad que está disponible en nuestra Agrotienda online. Ello permite un manejo sostenible de los recursos desde el punto de vista ambiental y desde la perspectiva de la bioeconomía local.
En la matriz agrícola de la finca, FIRE está plantando una red de 6,5 km lineales de setos multifuncionales con más de 20 especies distintas, varias de las cuales presentan flores atractivas en distintos momentos del año (p.e., el romero y las jaras).Estas cercas vivas proporcionan alimento a los polinizadores, entre otras funciones.
La gestión de la finca en consonancia con los principios de la agricultura ecológica y de conservación (p.e., el no uso de pesticidas y otros fitosanitarios tóxicos, el mantenimiento de barbechos o la rotación de cultivos), contribuyen a la creación de un agroecosistema “amigo” de los polinizadores, favoreciendo la conservación de microhábitats adecuados.
Todas estas investigaciones y actuaciones son posibles gracias a la colaboración con el IRIAF, la UCLM, el BMS-España y la UAH, y a la participación de los expertos Juan José Lucas López, Sandra Ruzafa Pérez, Luis Morales y Manuel Morales.