Los murciélagos o quirópteros son los únicos mamíferos capaces de un vuelo verdadero y desempeñan un papel crucial en los ecosistemas. Son el grupo más abundante de mamíferos después de los roedores, pero el menos estudiado, lo que dificulta una comprensión completa de sus poblaciones y ecología. Según su preferencia de hábitat, los murciélagos pueden ser fisurícolas, cuando se refugian en grietas de edificaciones y roquedos, cavernícolas, cuando utilizan refugios subterráneos como cuevas o minas y arborícolas, cuando utilizan las oquedades de los árboles. La mayoría de los murciélagos europeos utilizan los bosques para cubrir algunas de sus funciones vitales. Los quirópteros cavernícolas y fisurícolas utilizan los ambientes forestales como zonas de alimentación y refugio y los forestales estrictos también los utilizan como lugar de reproducción y cría.
Los murciélagos son muy sensibles a las alteraciones del hábitat debido a múltiples factores, muchos de los cuales están relacionados con su biología y ecología singular. La tasa metabólica alta y la gran superficie alar producen una gran pérdida de agua, especialmente a través del patagio (alas) por evapotranspiración. La presencia de elementos del paisaje con agua es fundamental para ellos, tanto por la necesidad de beber como por la gran cantidad de insectos que albergan y que son su principal alimento.
Su dieta basada en insectos los convierte en unos extraordinarios controladores biológicos de plagas. Esta función permite reducir el uso de insecticidas, mantener la bioeconomía de los bosques, controlar enfermedades transmitidas por mosquitos y polillas y contribuir al equilibrio ecológico y la conservación de la biodiversidad. Además, actúan como bioindicadores de la salud ambiental.
Entre las especies identificadas en La Nava del Conejo se encuentran el murciélago grande de herradura (Rhinolophus ferrumequinum) y el murciélago montañero (Hypsugo savii), dos especies consideradas como vulnerables según el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Castilla La Mancha (Decreto 33/1998, modf. 2016).
Se estima que un murciélago puede consumir hasta la mitad de su peso corporal en insectos cada noche, lo que los convierte en excelentes aliados en los agroecosistemas y los bosques.
Las poblaciones de quirópteros son muy afectadas por la destrucción y pérdida del hábitat forestal, que supone la escasez de refugios y áreas de cría o la reducción de sus recursos alimenticios debida a la deforestación o la utilización de productos químicos como pesticidas. Además, los cambios en los patrones climáticos que afectan a la disponibilidad de presas, la fragmentación del hábitat que dificulta el contacto entre poblaciones y la preservación de la diversidad genética, junto a otras perturbaciones humanas, son también factores que amenazan la conservación de los quirópteros.
Cuando las especies de murciélagos no se pueden identificar mediante métodos de captura, estas se identifican mediante bioacústica, clasificándolas en grupos fónicos. Los grupos fónicos son grupos de especies con ecolocalizaciones similares. En 2023 y 2024, en La Nava del Conejo se identificaron un total de trece especies o grupos de especies, de las cuales siete son especies identificadas como seguras (Rhinolophus ferrumequinum, Pipistrellus pipistrellus, Pipistrellus pygmaeus, Pipistrellus kuhlii, Hypsugo savii, , Nyctalus leisleri y Tadarida teniotis), y cuatro grupos fónicos (Eptesicus serotinus/Eptesicus isabellinus, Myotis spp., Plecotus y Miniopterus schreiberbersii/Pipistrellus pygmaeus sp).
En La Nava del Conejo se implementan medidas de manejo agrícola y forestal con el fin de preservar y favorecer las comunidades de quirópteros. Destacan:
La heterogeneidad de la vegetación y la madurez de la masa forestal influyen en la riqueza y actividad de los murciélagos. Por ello, se realizó un inventario detallado de la estructura vertical y horizontal del monte seguido de la aplicación de técnicas de silvicultura restaurativa en rodales seleccionados para promocionar la formación natural de refugios.
Se ha establecido una red de cajas-refugio para los murciélagos y construido charcas para garantizar la disponibilidad de agua. Las cajas refugio se instalaron en árboles elevados a una altura mínima de 3 m, formando núcleos de tres modelos diferentes. Cada modelo presenta distintas características microclimáticas, lo que favorece su ocupación por distintas especies en distintas épocas del año. Las cajas refugio se revisan dos veces al año para evaluar su ocupación y mantenerlas en buen estado.
Se llevó a cabo un inventario utilizando cuatro técnicas combinadas: 1) captura con redes de niebla, 2) inspección de refugios potenciales, 3) censos de emergencia en refugio y 4) estaciones de refugio acústico. Estas técnicas permiten conocer qué especies están presentes en el territorio y facilitan el diseño y ejecución de medidas para la conservación y mejora de sus poblaciones.